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DERECHO DE FAMILIA

El refrán “es mejor un mal acuerdo que un buen juicio” lo aplicamos entendido como la conveniencia de negociar especialmente en esta materia.

La mayoría de las personas quieren resolver su relación de una forma pacífica y alcanzando un acuerdo y esa es nuestra primera opción, y para ello invitamos a las partes a dejar a un lado sus sentimientos, definir sus necesidades y buscar la forma de satisfacerlos, dando una visión global de la situación que va más allá de lo que se puede obtener en una contienda judicial.

Conocemos los distintos recursos no judiciales que podemos utilizar para evitar el juicio.

Ahora bien, si no existe posibilidad de llegar a un acuerdo, o el que se ofrece no es conveniente a los intereses del cliente, tenemos una amplia experiencia en la tramitación de asuntos contenciosos, tanto para resolver las cuestiones personales: custodia, atribución del uso del domicilio común; como económicos o patrimoniales: alimentos, compensaciones, contribución a los gastos comunes, etc.

Trabajamos con los clientes también de forma “preventiva”, aconsejando en la redacción de acuerdos y documentos notariales que dejen sentadas tanto la base de la convivencia, como de una posible ruptura, porque de nuevo y acudiendo al refranero “es mejor prevenir que curar”. Un buen asesoramiento, antes de que los problemas surjan, posiblemente evite una posterior conflictividad.

Abordamos la crisis familiar, no solo desde el ámbito del derecho civil, sino también canónico, al contar en nuestro equipo con una abogada rotal. Podemos intervenir profesionalmente en procedimientos de nulidad canónica.